El aprovisionamiento es el conjunto de operaciones relacionadas con el abastecimiento de materiales en lugar y momento oportunos para garantizar el normal desarrollo de la actividad productiva. Comprende, por tanto, las operaciones de compra, recepción e inspección de los materiales, almacenamiento y entrega a fabricación. Estas operaciones generan costes de personal, energía, material de oficina, amortizaciones, financieros, etc., que suelen ser indirectos tanto a los diferentes productos fabricados por la empresa, como a los propios materiales objeto de las mismas. Para asignarlos a estos últimos, y, a través de ellos, a los primeros, se hace preciso elegir algún criterio de reparto que resulte adecuado, como, por ejemplo:
- Para los costes de compra, recepción e inspección de los materiales: el número de pedidos recibidos, las unidades físicas o el valor de los materiales comprados, etc.
- Para los costes de almacenamiento: la ocupación media de superficie o volumen, el stock medio de materiales (en unidades fabricadas o en unidades de material), la cantidad o el valor de los materiales suministrados a fabricación, etc.
Si se pretendiera realizar una asignación rigurosa de los costes de aprovisionamiento, habría que considerar cada partida de material como un objetivo de coste independiente, e ir controlando los costes que la misma ocasiona en cada una de las operaciones mencionadas. Sin embargo, cuando esas operaciones se producen con cierta regularidad en los distintos periodos, es posible simplificar la asignación y el control de los costes de aprovisionamiento, por ejemplo:
a) Imputando a los costes indirectos de las operaciones de compra, recepción e inspección a los materiales recibidos en cada periodo, y los de almacenamiento a los materiales consumidos en el mismo, cuando existen desfases importantes entre las 2 fases del proceso de aprovisionamiento.
b) Imputando todos los costes indirectos de aprovisionamiento de cada periodo, englobados en un único suplemento, a los materiales consumidos en el mismo, cuando todo el proceso de aprovisionamiento se produce de una forma equilibrada en el tiempo.
Los materiales de una empresa son susceptibles de ser almacenados, así que podemos valorar los costes que suponen su entrada en almacén, su almacenamiento y su salida del almacén. En este caso vamos a valorar las entradas de existencias en almacén, para lo cual debemos distinguir entre:
- Para los costes de compra, recepción e inspección de los materiales: el número de pedidos recibidos, las unidades físicas o el valor de los materiales comprados, etc.
- Para los costes de almacenamiento: la ocupación media de superficie o volumen, el stock medio de materiales (en unidades fabricadas o en unidades de material), la cantidad o el valor de los materiales suministrados a fabricación, etc.
Si se pretendiera realizar una asignación rigurosa de los costes de aprovisionamiento, habría que considerar cada partida de material como un objetivo de coste independiente, e ir controlando los costes que la misma ocasiona en cada una de las operaciones mencionadas. Sin embargo, cuando esas operaciones se producen con cierta regularidad en los distintos periodos, es posible simplificar la asignación y el control de los costes de aprovisionamiento, por ejemplo:
a) Imputando a los costes indirectos de las operaciones de compra, recepción e inspección a los materiales recibidos en cada periodo, y los de almacenamiento a los materiales consumidos en el mismo, cuando existen desfases importantes entre las 2 fases del proceso de aprovisionamiento.
b) Imputando todos los costes indirectos de aprovisionamiento de cada periodo, englobados en un único suplemento, a los materiales consumidos en el mismo, cuando todo el proceso de aprovisionamiento se produce de una forma equilibrada en el tiempo.
Los materiales de una empresa son susceptibles de ser almacenados, así que podemos valorar los costes que suponen su entrada en almacén, su almacenamiento y su salida del almacén. En este caso vamos a valorar las entradas de existencias en almacén, para lo cual debemos distinguir entre:
- Materiales fabricados por la propia empresa: se valoran por el coste de su producción, es decir, debemos sumar al precio de las materias primas, los costes directos y una parte de los costes indirectos. Imagina que estamos hablando de una fábrica de pizzas congeladas que produce su propia masa, en lugar de adquirirla en el exterior. Esta masa se guarda en el almacén hasta su utilización, por lo que hay que valorar su coste de entrada, que como acabamos de decir, se basa en su coste de producción. Para ello debemos tener en cuenta, entre otras cosas, las materias primas que intervienen de forma directa (la harina, la sal, la levadura, etc.), la mano de obra directa (los operarios que se dedican a elaborar esa masa) y parte de los costes indirectos (parte del alquiler de la nave, de los gastos de electricidad, etc.).
- Materiales adquiridos en el exterior: se valoran por su precio de adquisición. Supongamos que la fábrica de pizzas tiene que comprar algunos ingredientes a una empresa externa, como la salsa de tomate y el queso, ya que ella no los fabrica. Estos ingredientes se valoran por el precio de adquisición.
Por otra parte, el coste de entrada en almacén de materias primas viene determinado por dos magnitudes:
- el precio de compra: el que figura en la factura. Por ejemplo, el precio al que compramos la harina, la sal, etc.
- el coste de adquisición: cuando compramos materias primas, no sólo debemos tener en cuenta su precio; también debemos pensar en el coste que lleva asociada su adquisición. Este coste se puede dividir en:
- coste de aprovisionamiento: se trata de los costes asociados a la recepción y control de las materias primas, como por ejemplo los operarios que llevan las mercancías desde los camiones hasta el almacén.
- gastos de compra: como los gastos de transporte, de aduana, etcétera.
Hay que tener en cuenta que en el momento de la compra se conoce el precio de compra (el que figura en la factura) y también los gastos de compra que suelen ser habituales (los gastos de transporte, aduana, etc.), pero se desconocen los costes de aprovisionamiento. Para resolver este problema se puede tomar una de estas soluciones: hacer estimación previa, o bien, se puede esperar a conocer esos costes y repartirlos entre los distintos pedidos. Esta última solución, además de ser poco veraz, retrasaría el cálculo de los costes.
Finalmente, a la hora de estudiar los costes de entrada en el almacén de materias primas, hay que tener en cuenta dos conceptos relacionados con la contabilidad:
- los descuentos por pronto pago: nunca deben incluirse como un coste de entrada en almacén. Se consideran como un ingreso financiero y deben contabilizarse así.
- los rappels sobre compras: los rappels sobre compras son descuentos de los que goza el comprador por adquirir una determinada cantidad de producto en un tiempo determinado. Por ejemplo, un descuento del 10% por cada tonelada de queso que compre. Estos rappels sobre compras deben considerarse como un menor importe de compra, en el caso de que se conozcan. Si no se conocen en el momento de la compra, entonces deben contabilizarse en una cuenta de ingresos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario